lunes, 1 de abril de 2013

"Hoy empieza todo"

En relación con el tema de la familia como sistema (y con otros muchos de gran interés), he visto la película de “Hoy empieza todo” (Francia, 1999, de Bertrand TAVERNIER), donde se refleja el papel de la escuela en una sociedad pobre, cuyas familias apenas tienen recursos para mantener a sus hijos/as, y que necesitan de un país “rico” (es decir, que le otorguen cultura y recursos esenciales). La escuela asume ante la sociedad el compromiso de educar, por supuesto, pero también tiene un compromiso con la comunidad y con la humanidad, pues es parte de un proyecto que va más allá de las normas administrativas, de las necesidades de aprendizaje de unas edades concretas. 

La escuela debe asumir la responsabilidad de ayudar a ayudar a modificar actitudes básicas y mejorar la vida en la comunidad en la cual está ubicada, preocuparse por el bienestar social de los alumnos sin olvidar el de sus familias, acoger a niños/as de diferentes culturas y características, aceptar la integración y las diferencias en lo étnico y en lo médico, procurar la eliminación de barreras físicas y culturales para padres y alumnos, promover buenas prácticas ambientales, ayudar y educar a las familias que tomen sus propias responsabilidades educativas y exigir (y educar) a las administraciones públicas que asuman sus propias responsabilidades sociales. 


Esta película es cine social, con actores profesionales y otros tomados del medio educativo. Es una crítica de la indiferencia y burocratización del sistema de asistencia social, de las autoridades que miran a otra parte, de los ciudadanos que piden ayuda, de un sistema pasivo, despreocupado de la realidad y más interesado en informes y tecnicismos que en los problemas diarios. Por otra parte, es una película optimista, que llama a la responsabilidad de todos los integrantes de la comunidad, que muestra la posibilidad de mejorar el sistema desde dentro. 

En lo que se refiere a la trama de la película, está ubicada en un pequeño pueblo del norte de Francia, el 30% de los habitantes está en paro a cusa de la crisis de la minería; Daniel, de 40 años, es el director y profesor de la escuela infantil que sin eludir sus propios problemas personales, asume que pertenece a una larga cadena de hombres y mujeres que han luchado durante siglos por sobrevivir en esa lejana y dura región minera. Y decide que no puede hacer otra cosa que seguir esa lucha. Un día, la madre de una de las alumnas llega borracha a la escuela, sufre un colapso y deja allí a su bebe y a su hija de cinco años. El profesor decide tomar cartas en el asunto, y solicita la ayuda de la comunidad y de los padres de sus alumnos/as. Su trabajo como docente será cuestionado. Refleja toda la problemática de una pequeña comunidad industria, y sobre todo por la falta de esperanza. 

Hay un aspecto interesante sobre las familias: sus reacciones, sus cambios de comportamiento… Si la familia tiene poco dinero, están en paro... Pierden la ilusión en el futuro de sus hijos, puesto que ya desde un principio pierden la ilusión por su propio futuro. Hay un apareja de padres que me ha llamado mucho la atención. Es la que va a hablar con el director porque su hijo falta mucho a clase. El motivo era que los padres no ponían el despertador y se quedaban dormidos. En consecuencia, el niño no iba a la escuela. Creo que la solución está en la motivación, que están faltos de ella. Alguna posibilidad sería que los padres encontraran trabajo (administraciones), alguna actividad en el colegio conjunta con los padres, etc. 

Creo que el compromiso de la escuela de hoy no puede ser solamente con el alumnado, sus familias y el entorno que la rodea, y va más allá de lo puramente académico, pues está inserta en una problemática global que lucha contra cualquier forma de manifestación violenta dentro y fuera de sus aulas. Una escuela comprometida con los valores democráticos fomenta la participación de las familias implicándolas en el objetivo de hacer una escuela para todos y aspira a trasmitir modelos de vida, valores desde un punto de vista sociológico. 

El profesorado tiene que buscar los medios que permitan la participación consensuada de los miembros de la comunidad escolar, en colaboración con otros agentes sociales, deben crear una conciencia colectiva en favor de una cultura de paz, entendida como el proceso de realización de justicia en los distintos niveles de relación humana: afrontar y resolver los conflictos de forma no violenta, de manera armónica. Un nuevo estilo de vida y una nueva estrategia para transformar la sociedad de hoy, la sociedad del conocimiento. 

La escuela, en conjunto con toda la sociedad (en donde las familias tienen un papel fundamental también), es uno de los instrumentos de transmisión de los valores democráticos y la educación es el agente más importante para el cambio cultural y el progreso social, ya que permite el desarrollo integral de la persona, la conciencia sobre los problemas sociales y la búsqueda y puesta en práctica de soluciones adecuadas. 

La comunidad educativa debe ser un actor más en la sociedad, en la que todos somos responsables, familias, administración, medios de comunicación, etc. Aun así, la escuela no debe excusar su responsabilidad, pues en torno a ella se mueven las familias y la comunidad, ni los profesores la suya, pues son profesionales no solamente para la instrucción de sus alum os sino también de su educación.


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