CASO 2
Colegio “Miraflores”
Maestra: Ana María
Menor: Almudena
Almudena es una niña de cinco años de etnia gitana. Ha llegado este curso al cole concertado, donde su tutora, Ana María, ha sabido integrarla adecuadamente con el grupo de niños, que ya se conocían desde los tres años.
Ana María está ciertamente preocupada, pues aunque la integración piensa que ha sido buena, Almudena muestra gran dificultad para expresarse y relacionarse, y aunque aparentemente no tiene problemas fonológicos, el número de palabras que utiliza para su edad, es bajísimo. Además, cuando su profesora le plantea tareas para hacer, aun siendo capaz de ello, no quiere. Prefiere que se lo den todo hecho.
Ana María ha hablado con la madre y le aclara que el entorno familiar es muy positivo, pero el entorno social donde vive no es precisamente tranquilo, pues hay peleas, la policía está constantemente en su barrio y la niña tiene miedo y desconfianza por todo lo que le rodea. Ana María le comenta a la madre que no sabe participar en los juegos, la relación con los compañeros se hace cada día más difícil y a veces llama la atención con actitudes fuera de tono, como ponerse a patalear el suelo, gritos esporádicos por nada, o incluso pegar a algún compañero que ve más indefenso. La propia madre asume que mima excesivamente a su hija y que seguramente la esté sobreprotegiendo.
Ante esta charla, Ana María aprovecha la ocasión para dar unas pautas de actuación a la madre, que ésta acepta muy bien, y espera que se produzca algún cambio en un futuro inmediato. Ana María está ciertamente preocupada por todo esto y también por su evolución académica en un momento clave su vida, pues el curso que viene, pasa a Educación Primaria con sus complicaciones y cambios de estructura respecto a Educación Infantil, lo cual, puede afectar gravemente a la evolución académica, personal y relacional de Almudena.
Actividad:
Teniendo en cuenta las características psicopedagógicas de la niña
y su evolución, ¿cómo abordarías el problema de Almudena? En este caso
creo que la profesora Ana María ha actuado bien, ya que en primer lugar ha
sabido integrar a la niña en la clase. A pesar de esto, sus problemas referidos al entorno donde vive la hacen que
adquiera una actitud negativa y que no evolucione correctamente. En primer
lugar, al hablar con la madre, además de informarse mutuamente, la ayudaría a
realizar actividades para que sepa cómo debe/tiene que tratar a su madre
(serian actividades que podrían estar facilitadas desde el centro, o desde
alguna otra organización), o mismamente por la propia tutora, creando algún documento
informativo para repartir a los padres, y que puedan seguir la educación de sus
hijos/as fuera del centro escolar. En conclusión, darla todos los recursos
necesarios y disponibles para la correcta evolución de Almudena, y que no acabe
teniendo fracaso escolar (académicamente).
¿Y sus problemas de actitud, adaptación e integración con el
grupo? Al
igual que en el caso 1, podrían hacerse actividades integradores donde
participara toda la clase, y donde se fomentase el respeto mutua entre todos/as.
Algunos ejemplos podrían ser los
siguientes:
Desde el área de Educación Física se puede elaborar un mapamundi a
partir de juegos realizados
anteriormente en dicha clase relacionados con diferentes culturas del mundo.
Dicho mapamundi se colocaría en el gimnasio.
o
Recopilación de juegos y danzas del mundo: para ello los alumnos harian
uso de los materiales bibliográficos de la biblioteca del colegio, la
biblioteca municipal, las TICs y las aportaciones de los distintos niños y
niñas venidos de otros países.
o
Elaboración de murales: en las clases de Educación Física y Música
elaboración de murales sobre los juegos de cada continente, por un lado, y las
danzas de diferentes países por otro. Tanto los mapamundi como los murales se
podrian exponer en el gimnasio.
o
Recopilación de videos, DVDs., CDs sobre las costumbres, tradiciones,
danzas y músicas de distintos países.
o
Recopilación de instrumentos musicales de distintos países
(zampoña, flauta de pan, tarcsalina, kena, pájaro de agua, maracas, axatse,
güiro, sapito rascador, pulsera tobillera, palo de lluvia, bongoes, tambores,
claves, djembé y camanlla) para su posterior exposición en el gimnasio.
Por otro
lado, al igual que con la madre, podría hacer actividades extraescolares que
ayudaran a mejorar su comportamiento.
¿Qué consejos e ideas darías a su madre para ayudar en la
educación de su hija, evitando futuros fracasos personales de integración
social y académicos, respecto al nivel propio de su edad? Los padres
son los primeros maestros y los que ejercen mayor influencia en las vidas de
los niños. Por eso es muy importante que los padres desarrollen y mantengan
enlaces fuertes con las escuelas de sus hijos. Cuando los padres y las familias
se involucran en las escuelas, los niños tienden a destacarse más y sus
opiniones sobre la escuela son más positivas. Para que los niños puedan tener
éxito en la escuela, los padres y las familias deber participar activamente en
el aprendizaje de los niños. En efecto, muchos estudios científicos demuestran
que lo que la familia hace es más importante para el éxito escolar de los niños
que el nivel de ingresos familiares o el nivel educativo de los padres.
Todos los
niños poseen el poder para tener éxito en la escuela y en la vida, y todos los
padres, miembros de la familia y guardianes pueden ayudar.
Y en este
caso, a la madre de Almudena la diría que quizá, y como ella misma reconoce, no
mime tanto a su hija ni la sobreproteja, ya que sufrir, tener dificultades o
luchar no significa ser infeliz. Ni tampoco no sufrir, no tener dificultades o
no luchar significa necesariamente ser feliz.
Esta madre no
es consciente de estar llevando este estilo educativo de sobreprotección.
Piensa que están haciéndolo lo mejor posible y, efectivamente, se esfuerzan al
máximo porque sus hijos sean felices, a pesar de estar en un entorno
desfavorecido.
Pero hacerles todo o facilitarles tanto la
vida no es el mejor modo de formarles y hacerles crecer como personas.
Generalmente, el resultado de una sobreprotección es la inseguridad.
Los niños
son capaces de hacer mucho más de lo que podemos pensar. No dejan de
sorprendernos. Les vemos pequeños y les creemos incapaces o indefensos pero
sólo hay que darles la oportunidad de hacerlo para comprobar que pueden llegar
a eso y mucho más.
Debemos
ayudarles a desarrollar estrategias para enfrentarse a las dificultades y
posibles problemas que les surjan en la vida, pero no resolvérselas. Podemos
ser su bastón para que se apoyen y ayudarles a caminar pero no sus piernas.
También habrá
que ayudarles a que sean capaces de tomar decisiones con criterio y asumiendo
sus consecuencias. Así sabrán tomarlas posteriormente ellos solos.
Trataremos
de aumentar su autonomía y darles cierto grado de libertad y responsabilidad,
proporcional a su grado de madurez. Así, lograremos que sean personas
independientes y seguras. Descubrirán por sí mismos cuáles son sus posibilidades
y experimentarán situaciones de éxito que ayudarán a que su autoestima crezca.
Exigirles
ciertas tareas, obligaciones o responsabilidades no quiere decir que no se les
siga proporcionando cariño y apoyo. Autoridad y amor incondicional, es la mejor
fórmula para garantizar su felicidad.
CASO 3
Maestra: María de la Luz García
Menor: Juan de Benito
El primer día de clase y según iban llegando los niños, la maestra de infantil los fue recibiendo con una sonrisa y saludándolos por su nombre. Muchas de ellos habían ido al colegio algunos días durante el verano con sus padres, cuando el colegio organizó días de puertas abiertas, por lo que María de la Luz ya les conocía y recordaba sus nombres. Les animaba a que entraran al aula y cogieran algún juguete del cajón para jugar con sus compañeros mientras daba tiempo a que se incorporaran todos los demás niños.
Para Juan era su primer contacto con el colegio y al principio se mostró con cara de enfado pero entró al aula sin llorar.
Una vez estando todos los niños en el aula, la maestra procedió a realizar un juego para ayudar a que se integraran y conocieran entre ellos: formando un círculo y cogiendo una pelota del cajón de los juguetes, la maestra empezó diciendo su nombre, soy María de la Luz, Mariluz para vosotros y les explicó el juego. El siguiente niño, al que le lanzara la pelota, tendría que decir el nombre de la maestra y el suyo propio. Después éste se la lanzaría a otro niño y éste último tendría que nombrar a la maestra, al niño que le había enviado la pelota y decir su propio nombre. Así sucesivamente hasta el final y tratando de recordar el nombre de todos.
Cuando uno de los niños le envió la pelota a Juan, este la dejó caer y no quiso participar en el juego. Mariluz no le dio mucha importancia e intentó que el juego no se resintiera, cogiendo la pelota repitiendo el nombre de todos los niños y pidiéndole a Juan que dijera el suyo en voz alta para que los demás lo escucharan. Juan no quiso decirlo y permaneció callado, por lo que Mariluz dijo el nombre de Juan en voz alta.
Terminado el juego comenzó Mariluz con su rutina pero no dejó de llamarle la atención el comportamiento de Juan por lo que pensó que debía de observarle.
Cuando cada niño estaba sentado en la mesa de trabajo correspondiente, observó que Juan no dejaba de tirar del pelo a una niña haciéndola llorar. Mariluz trató de distraer a Juan y con buenas palabras hacerle entender que eso no era un juego y que debía de respetar a la niña pues con su actitud la lastimaba. Juan pareció no escuchar lo que se le decía y se cambió de sitio poniéndose entre dos niños.
Cuando todos estaban manipulando la plastilina, Juan comenzó a destruir el trabajo de sus compañeros que tenía a su lado teniendo que intervenir Mariluz de nuevo. Intentó calmar a los niños y ayudarles a recomponer el trabajo que Juan había destruido mientras tanto Juan se iba a la mesa de contigua y le daba de patadas a otro de sus compañeros.
Cuando tocó el turno de descanso y salir al patio Mariluz se encontró con otras maestras a las que les contó lo que le estaba sucediendo. Cuando estaba charlando con ellas observó que Juan no Juagaba con los demás niños pero de vez en cuando se acercaba a alguno de ellos, le tiraba del pelo y salía corriendo y se quedaba en un rincón.
Las compañeras de Mariluz le dijeron que no se preocupara demasiado, que podía ser que fuera un día malo para el niño, quizás lo habían regañando sus padres o no había dormido bien por los nervios del primer día de clase.
Al día siguiente Juan no dejaba de molestar a sus compañeros y cuando Mariluz se acercaba a él se mostraba huraño y no contestaba a sus preguntas. En el recreo seguía con la actitud del día anterior, era un niño que no socializaba y mostraba comportamientos violentos con sus compañeros.
Durante la primera semana Juan no experimentó ningún cambio. No obedecía a la maestra, hacía lo que quería y no dejaba de importunar a los demás. Mientras que en el resto de la clase ya se estaban formando grupos de amigos, Juan no congeniaba ni se relacionaba con nadie.
Actividad:
Desde el
punto de vista de Mariluz ¿qué proceso debe seguir para hacer frente a esta
situación que la está agobiando y que no le deja llevar a cabo la clase en
condiciones normales?
Realiza un estudio sobre el caso.
El proceso que
sigue Mariluz es en primer lugar el de un primer contacto con un juego donde
todos los niños/as dicen sus nombres pasándose unos a otros la pelota. A continuación,
al ver el mal comportamiento de Juan, decide observarle para ver su
comportamiento en diversas situaciones, tanto en clase como en el recreo, y examina
que la conducta del niño sigue unos patrones determinados. Luego se lo comenta
a compañeras suyas de la escuela, y creo que su opinión es errónea, y que la
conducta del alumno no es debida a “un mal día”, puesto que pasan los días, y
Juan sigue igual, pudiendo crear un problema de adaptación, ya que los demás van
creando su grupo de amigos mientras que este niño se va quedando apartado del
grupo-clase.
Algunas
medidas que podrían tomarse (y también para facilitárselas a los padres del
niño) son las siguientes:
1º. En
primer lugar, es posible que el niño se porte mal porque es la única forma de
reclamar la atención de sus padres/tutores/profesores, en general, personas
adultas. Por tanto, habría que revisar si el niño es atendido adecuadamente y
se le presta la suficiente atención para que no tenga que recurrir a portarse
mal.
2º. Le
segunda medida podría consistir en prestar especial atención cuando el niño se
está comportando adecuadamente. Algunos padres no consideran esto importante
porque piensan que es lo que el niño debe de hacer. Al contrario, una medida
eficaz es prestar más atención al niño cuando actúa adecuadamente. Para ello,
podemos interesarnos por lo que está haciendo, implicarnos si nos lo pide y
sobre todo, cuando un comportamiento concreto es adecuado, elogiarlo y
felicitarlo o dar muestras de satisfacción. Es forma muy concreta de
comunicarle que así es como queremos que se comporte la próxima vez. Como en el
caso práctico 1, a esto lo llamaríamos: reforzamiento positivo.
3º. En
tercer lugar, es necesario interesarnos por sus asuntos, sobre todo cuando el
niño nos habla, nos cuenta alguna cosa de su interés, como por ejemplo sus amigos,
lo que le gusta hacer, etc. Es otro momento privilegiado para prestarle
atención (siempre y cuando el tiempo de clase pueda permitir a la profesora
realizarlo, ya que hay más alumnos en la clase).
4º. Es
necesario garantizar, sobre todo con niños pequeños, un tiempo de juego diario
compartido. El tiempo de juego es un momento privilegiado para prestarle
atención y compartir, desde el disfrute y sin exigencias la atención y la
relación.
5º. Otra
medida es atender a las peticiones razonables que el niño pudiera hacer,
evitando que tenga que portarse mal para que lo tengan en cuenta.
6º. Cuando
aparecen comportamientos negativos que buscan llamar la atención, la mejor
estrategia es ignorarlos, siempre que sea posible. Ignorar consiste en no
prestar ninguna atención, ni hacer comentarios, ni siquiera mirar al niño o a
la niña. Si es posible, marcharnos del lugar en el que él está. Esto podría decírselo
a los padres, pero en la escuela, cuando está pegando a otros niños/as, no se podría
ignorar, porque podría hacer daño a sus compañeros. En estos casos,
procuraremos prestar el mínimo de atención: si hay que regañarle o adoptar
cualquier tipo de medidas, se hará, pero prestando la mínima atención posible.
7º. En otros
momentos el mal comportamiento tiene claramente la intención de desviar la
atención. Por ejemplo, cuando el niño pega a otro. En estos casos es más
efectivo centrar toda la atención en el niño al cual ha pegado, procurando
ignorar o prestar una atención mínima al otro (en este caso Juan).
8º. Por
último, y como medida general hay que procurar que el mal comportamiento del
niño y sus llamadas de atención, cuando son inadecuadas, terminen saliéndose
con la suya.
Para
concluir con este estudio, en estas dos páginas webs podemos encontrar
diferentes soluciones al mal comportamiento infantil, y me ha parecido
interesante e importante tenerlo en cuenta, y guardar los dos documentos que están
en relación con el tema de la agresividad infantil, sus causas, efectos,
problemas que conlleva, y sobre todo, soluciones posibles que las podremos
aplicar si en un futuro nos encontramos con una situación parecida:
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